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La costumbre de adornar los dedos de la mano con pequeños anillos de metal, vistos como amuletos o como símbolo de poder, data de la remota antigüedad.
El anillo se llevaba antiguamente en cualquier dedo de la mano derecha o izquierda, hasta que se estabilizó el uso en el cuarto dedo de la mano, que tomó (precisamente por ello) el nombre de anular.
Los romanos distinguían entre ellos: el anillo de noviazgo, llamado “anulus pronubus”, y el nupcial llamado “vínculum”. Los primeros cristianos mantuvieron esta usanza, pero gradualmente prevaleció en la indicación del anillo la forma actual de “fidem dare”, sello de la promesa de matrimonio, de donde se derivó el nombre de “alianza”. En el uso, la alianza o anillo matrimonial esta siempre ligado al anular izquierdo, porque se creía que desde este dedo partía una vena vinculada directamente con el corazón, de allí el apelativo de “dedo del corazón". |
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